El Kilimanjaro, más que una montaña.

Quizá no sea un gran objetivo alpinístico, no es difícil, no esta rodeada de otras grandes montañas. Pero por eso es atractiva, por eso atrae, por eso cuando alcanzas su cima te sientes contento y satisfecho.
El Kilimanjaro, este volcán de casi seis mil metros (5896 m.), se levanta imponente en medio de la sabana africana, próximo al Ecuador y cercano al más modesto monte Meru ( 4.566 m). Si viajamos por tierras kenianas podremos verle, con mucha suerte, levantarse en el horizonte del P.N. de Amboseli, si llegamos en avión al aeropuerto de Arusha, aplastaremos la nariz sobre el cristal de la ventanilla, para verlo emerger de entre las nubes. Su cima nevada, es como una tarta de la que chorree la nata, sus laderas se cubren de bosque en la base. No hacen falta muchos días para ascender, según la ruta que elijamos serán de 5 ó 8 días. Moshi, es la ciudad base, donde encontraremos al equipo que nos acompañará a la cima, guías, porteadores, cocinero, gente profesional, entrenada y generosa en el esfuerzo, que nos convertirán la ascensión en algo inolvidable.
Como decía al principio, ninguna de las cinco rutas principales al Uhuru peak: Marangu, Machame, Umbwe, Lemosho/Shira y Rongai, necesita de conocimientos técnicos, solo caminar y tener un buen fondo físico. El principal problema con el que nos encontraremos, será el de aclimatarnos correctamente, o sea, nuestro cuerpo tiene que crear muchos glóbulos rojos en poco tiempo. En cualquier caso, ninguna ruta es de “regalo” por mucho que se den nombres chistosos a las más transitadas como la Marangu, hay que subir y mucho, casi cuatro mil metros desde el inicio y eso no es gratis. Los caminos más recorridos son los de Marangu y Machame y los menos los de Rongai. En Enero es de esperar algunas nevadas, marzo/abril, época de lluvias en Tanzania, quizá sea la peor temporada para la ascensión, en el resto del año la climatología será similar y en la cumbre encontraremos nieve esporádicamente. En nuestro camino a la cima, las primeras dos jornadas transcurren en mayor o menor medida por bosque tropical, las siguientes dos a atravesar las “moorland”, las zonas de paramos de montaña, donde aparecen los senecios. De aquí se accede a las zonas de desierto de altura propio de las últimas jornadas. Finalmente la cima, que se encuentra en la parte más elevada del borde del cono del volcán. La llegada a la a la misma suele coincidir con la amanecida, el frío es riguroso, cuesta respirar, el estomago intentar echar lo que tenga en su interior y las 5 o 6 horas que llevamos caminando en la noche (empezó la ascensión a las 12h30) nos pasan factura. Pero el paisaje es majestuoso, los glaciares nos enseñan sus serac, de entre las nubes surge el mt. Meru y a nuestro pies todo un continente, la sabana se extiende hasta el infinito. Ese momento ha compensado los esfuerzos anteriores y añade el valor definitivo a una bonita experiencia en la naturaleza con final feliz.
JAM

Comentarios

robert ha dicho que…
pongamos que tengo 50 tacos, que no practico regularmente deporte, que he sido fumador durante años y que quiero subir al Kilimanjaro...¿Podría?
¿Me lo recomiendas...o mejor no?
La verdad es que me gustaría vivir la experiencia, pero necesito saber si queda dentro de mis posibilidades.
Te agradeceré tu absoluta sinceridad.
Saludos.
Anónimo ha dicho que…
me dicen que Jessica Biel subió al Kilimanjaro, pero también pretende subirse al Everest... Me pasa como al otro comentarista. Yo no fumé nunca, pero tampoco soy de gimnasio, pero me gustaría saber si de verdad podría subir el Kilimanjaro.
Susana.
Viajes Trekking y Aventura ha dicho que…
Querer es poder, no hace falta ir al gimnasio para subir, con un buen fondo se arregla, un poquito de correr...... y si no llegas te das el gusto de disfrutar de un buen paisaje. ¿porque no intentarlo?
JAM

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