Trekking y ascensión al Kilimanjaro por la ruta Marangu. Sensaciones.



Son las 6 de la mañana, el frío es intensísimo, el viento sopla suave y solo oigo mi respiración acelerada intentando meter en mis pulmones la mayor cantidad de aire posible que me permita dar el siguiente paso. El camino es suave pero ascendente. La luz comienza a iluminar en el horizonte, grandes paredes de hielo aparecen bordeando el camino.
Al fondo se ven unas maderas clavadas a unos postes y unas letras amarillas, están cerca, parece la cima, unos pasos más… Eran las 12 y media cuando nos han despertado, había dormido o más bien dormitado con un sueño inquieto, entre un cierto malestar de cabeza y nervios, muchos nervios, como siempre que se está en vísperas de ascender a una cima. El frío era intenso, costaba moverse sin jadear, pero había que abandonar el calor del saco de plumas. A mi alrededor veía sombras que también se movían torpemente en el refugio de Kibo (4.600 m), encendiendo y apagando las linternas frontales. El zafarrancho se había iniciado. Era la hora de salir hacia la cumbre del Kilimanjaro. Ya son las 7 y media. ¡He llegado!. En esos tablones que veía a lo lejos, hay un texto que llevaba años intentando poder leer en persona: Congratulations, you are now at UHURU PEAK, TANZANIA, 5895 AMSL.
¡Lo he conseguido! Estoy en la cima del Kilimanjaro, la montaña más alta del continente africano. La satisfacción me hace olvidar que el respirar es difícil y que lo que hay en el interior de mi estomago se empeña en intentar abandonarlo. Abrazos, felicitaciones, fotos, más fotos, a nosotros, a nuestros guías, al paisaje, al monte Meru que se levanta entre las nubes, a los restos glaciares que se divisan. Los hielos cimeros reflejan el sol que tímidamente se levanta, la cima, es un gran cono volcánico con diferentes cráteres y distintos colores. Al fondo se divisa la sabana tanto keniata como tanzana, se adivinan lugares como el P.N. Amboseli, Manyara o Tarangire, pero esto será la segunda parte del viaje que me ha llevado a estas tierras. Iniciamos el descenso hacia Kibo y continuaremos a Horombo, será un lago día pero la sonrisa que llevo puesta y la felicidad que me ha producido esta ascensión, ya forman parte de mi vida.
JAM

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