Descubre MADAGASCAR


Tan sólo hace unos días que hemos regresado de viaje de una de las islas más exóticas y apasionantes que quedan en el mundo, uno de estos lugares de donde no vuelves indiferente: algo mágico queda en tí, Madagascar
Hoy, los que hemos tenido la suerte de vivir y de sentir esta intensa experiencia, podemos decir, que los sueños sí que se hacen realidad.


Nos quedan imágenes, momentos especiales, muchos de ellos sobrecogedores, de una isla situada en mitad del Océano Índico, la más grande de África, tan sólo separada del continente por el canal de Mozambique, donde la vida se desarrolla de otro modo, porque Madagascar, no es África, no es Asia, simplemente es Madagascar, “un mundo diferente” a todo lo imaginable, donde los viajeros aún podemos sorprendernos, emocionarnos, disfrutarlo, acercarnos a su gente tradicional y sencilla, conocer y empaparnos de su cultura ancestral, por la que el tiempo no parece seguir el mismo ritmo que en el resto del mundo. Un lugar a descubrir, a respetar, a cuidar, esto sobre todo, porque lugares así, en el siglo XXI, son difíciles de encontrar.


En estos momentos, tenemos muchas y bonitas imágenes, enormes ganas de contarlo todo, estamos deseosos de transmitir nuestras emociones a todos los que nos preguntan… sin duda, pero en tan breve texto, hay que seleccionar y resaltar las más espectaculares, comenzando por el Parque Nacional de Andasibe, que fue el comienzo de nuestra aventura, un bosque primario que se encuentra a unos 1.000 m de altitud con flora y fauna endémica y lo más importante: el hogar del primate más grande de la isla, el Indri-Indri, que en Malgache significa “¡mira ahí !” expresión de un nativo cuando fue descubierta esta especie. Hoy todos nos hemos quedado con este nombre, excepto en Madagascar que se llama “babakoto” que significa abuelo, bonito término para este ejemplar tan especial.



Un trekking de unas cuatro horas por esta selva tropical nos llevó hasta el encuentro de estos lemures, mucha expectación e ilusiones por tener la oportunidad de observarlos y escucharlos, porque además de todo lo que podemos contar aquí, lo sobrecogedor de viajar es vivir ese momento, es el aire que se respira, sentir la humedad, el silencio que hay que respetar por exigencia de nuestro hábil guía, buen conocedor de los rincones de este bello parque, los gritos que emiten, el olor de la naturaleza más salvaje…


Tuvimos suerte y mucha, como no podía ser de otra manera, nuestras altas expectativas se vieron más que cumplidas y por eso además observamos otras especies: los Propithecus Diadema, los Fulvus Fulvus, Hapalemur grisus…un auténtico regalo para comenzar nuestra aventura.

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Silvia

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